“Mi fe en Dios me salvó”, asegura salvadoreño que sobrevivió a un naufragio
Un náufrago salvadoreño sobrevivió más de un año a la deriva
en el Océano Pacífico, él asegura que solo su fe en Dios pudo librarlo de la
muerte pues la falta de comida, de agua y la muerte de un compañero que viajaba
con él murió de hambre le provocó una tristeza profunda que muchas veces lo
hizo desear desistir de vivir.
José Salvador Alvarenga, estuvo hasta la semana pasada en un
barco muy dañado en un remoto atolón de coral en las Islas Marshall.
Afirmó que había estado viviendo de peces y tortugas que había
capturado y bebiendo agua de lluvia, y en ocasiones su propia orina.
Alvarenga, dijo que estuvo perdido en el mar durante 13
meses, después de salir de México hacia el este. En una entrevista exclusiva
con CNN este martes, él dijo: “Dios… Mi fe en Dios. Pensé: Yo voy a salir,
dijo. Pero también admitió sus amargos momentos, en lo que pensó quitarse la
vida.
“Dos veces lo quise hacer”, dijo, mientras hacía un gesto
como cortándose la garganta. “Lo iba a hacer con un cuchillo. Cuando yo no
tenía agua, comida, me di por vencido y agarré un cuchillo”. Pero dijo que no
lo hizo, porque estaba “asustado”.
Durante su largo período en el mar, Alvarenga perdió la
noción de la fecha y el día de la semana, por lo cual seguía la trayectoria del
sol a través del cielo, dijo, indicando el movimiento con las manos mientras
hablaba.
“Yo no sabía la fecha o el día, sólo las horas”, dijo. “Sólo
cuando ya estaba oscureciendo y cuando la luz estaba apareciendo”.
Cómo ocurrió su naufragio
José Salvador Alvarenga, había salido a pescar tiburones en
la costa mexicana del Pacífico en diciembre de 2012 y apareció el pasado jueves
en las Islas Marshall.
El pescador, dice que había zarpado el 21 de diciembre de
2012 del puerto de Paredón (cerca de Tapachula, en el estado mexicano de
Chiapas) en una embarcación bautizada como la “Camaronera de la Costa”, “una
lancha muy pequeña”, junto a un compañero llamado Ezequiel.
Apodado como “La Chancha”, como lo conocían en México, fue
reconocido el lunes por los pescadores que trabajaban con él en el municipio de
Pijijiapan (Chiapas). Sus compañeros aseguran incluso que salió a pescar en
noviembre de 2012, y no en diciembre.
Pero para José Salvador y Ezequiel la jornada de faena, por
la que iban a cobrar 1.500 pesos (unos 110 dólares), se complicó cuando empezó
a soplar el Norte, un viento muy fuerte.
A 70 kilómetros de la costa y sin motor, empezaron a ir a la
deriva, relata Alvarenga, de 37 años. Su compañero, de 15 o 16, murió a los
cuatro meses, de “sed y de hambre”, porque vomitaba y era incapaz de
alimentarse de animales crudos.
“Aguantó cuatro meses. Pero después me quedé yo solo. ‘Dios
mío ¿cuándo voy a salir, cuándo me vas a llevar?’ pensaba”, relata el náufrago,
que asegura que lanzó el cadáver de su compañero de faena por la borda.
Las autoridades están tratando de determinar la veracidad de
la historia de Alvarenga. El gobierno mexicano ha confirmado la identidad de
Alvarenga y dijo que ciudadano de El Salvador, que vivía en Tonalá, en el
estado de Chiapas.
Julio Camarena Villaseñor, embajador de México en Filipinas,
dijo el martes que Alvarenga todavía se está recuperando en un hospital de las
Islas Marshall después de ser hallado en “estado débil de mente y salud”.
Alvarenga, va a ser repatriado a El Salvador lo más pronto
posible, una vez que le den de alta para viajar y tenga la documentación
correcta, dijo Camarena Villaseñor. No se ha establecido un plazo para la
repatriación aún.
Alvarenga es de Garita Palmera en El Salvador, donde CNN
habló con sus padres, quienes dijeron que no habían oído hablar de él en unos
ocho años y pensaron que podría estar muerto. Él tiene una hija de 12 años de
edad, quien no recuerda a su padre.
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