2 DE CONRINTIOS DE 5 AL 10
2 Corintios 5
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
5 Porque sabemos que si nuestra morada
terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una
casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.
2 Y por esto también gemimos,
deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;
3 pues así seremos hallados vestidos,
y no desnudos.
4 Porque asimismo los que estamos en
este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados,
sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
5 Mas el que nos hizo para esto mismo
es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.
6 Así que vivimos confiados siempre,
y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor
7 (porque por fe andamos, no por
vista);
8 pero confiamos, y más quisiéramos
estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.
9 Por tanto procuramos también, o
ausentes o presentes, serle agradables.
10 Porque es necesario que todos
nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno
reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea
malo.
El ministerio de la reconciliación
11 Conociendo, pues, el temor del
Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y
espero que también lo sea a vuestras conciencias.
12 No nos recomendamos, pues, otra
vez a vosotros, sino os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que
tengáis con qué responder a los que se glorían en las apariencias y no en el
corazón.
13 Porque si estamos locos, es para
Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros.
14 Porque el amor de Cristo nos
constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;
15 y por todos murió, para que los
que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
16 De manera que nosotros de aquí en
adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la
carne, ya no lo conocemos así.
17 De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas.
18 Y todo esto proviene de Dios,
quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la
reconciliación;
19 que Dios estaba en Cristo
reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus
pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
20 Así que, somos embajadores en
nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en
nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
21 Al que no conoció pecado, por
nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en
él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario